En un extremo está la Madre Teresa de Calcuta, para quien "it is all about the people" y acoge a quien sea sin importar su productividad. En el otro extremo está Elon Musk, para quien "it is all about the money" y toma medidas de eficiencia aparentemente sin considerar el impacto en las personas.
Es probable que la mayoría de los líderes se ubiquen en el medio de estos extremos, pero ¿Hacia que lado te inclinas y con qué intensidad?
Estarías en el lado de Calcuta, si antes de tomar medidas de eficiencia evalúas el impacto en las personas o incluso involucras a las personas en encontrar ellas mismas las eficiencias.
Estarías en el lado de Musk, si tomas medidas de eficiencia y luego ves el impacto en las personas e incluso cuando se quejan de exceso de trabajo, crees que simplemente deben aguantar.
¡Gracias por tu respuesta! Ahora te comparto el artículo que publiqué en el Diario Gestión sobre este tema:

En el contexto actual, marcado por la contracción económica, el aumento de la competencia y las aceleradas innovaciones tecnológicas, la presión sobre los líderes empresariales para mejorar la eficiencia es mayor que nunca. Al enfrentar la necesidad de reducir costos, es crucial que los líderes tengan una clara visión de cómo hacerlo, que se alinee a sus principios de liderazgo y a los valores de su organización.
Para facilitar este proceso, he desarrollado una herramienta sencilla pero poderosa que siempre genera interesantes discusiones cuando la traigo a la mesa. La llamo el espectro Calcuta - Musk de la eficiencia.
En un extremo del espectro, inspirado en la compasión de la Madre Teresa de Calcuta, encontramos a los líderes que acogen a cualquiera sin esperar casi nada a cambio. En el extremo opuesto está Elon Musk, muy visible recientemente por su enfoque implacable en recortar presupuestos y roles de un día para otro por su aparente ineficiencia.
Como líder, ¿dónde te situarías tú? Personalmente creo que en los negocios ningún extremo conviene. Una “Mentalidad Calcuta” es hermosa en una institución humanitaria, pero poco eficiente en un negocio que busca elevar la rentabilidad. Por otro lado, una “Mentalidad Musk” despiadada ante la búsqueda de eficiencias, puede generar consecuencias peores que las ineficiencias recortadas, como se evidencia ante los actuales boicots a Tesla y la caída de sus ventas y de su acción por su comportamiento en el gobierno de Trump.
Para aquellos lectores que prefieran un equilibrio, aquí les comparto tres principios fundamentales para mejorar la eficiencia operativa:
"Head use" vs. "Head count". Mejor que reducir personal es empoderar a los empleados a identificar qué pueden eliminar o automatizar en su rol. Datos que hemos recolectado en más de 250 empresas, demuestran que entre un 30% y 40% del tiempo de los empleados podría liberarse si aprenden a automatizar tareas manuales de su rol. Son tareas comunes y sencillas de automatiza,r cómo dejar de copiar y pegar datos, organizar manualmente archivos que llegan al correo o extraer manualmente información de documentos. Aquellos que logran automatizar estas tareas, bajo los lineamientos de seguridad y tecnología de su empresa, se convierten en talento más valioso, que libera tiempo para tareas más estratégicas.
Tiempo para transformar. Empoderar a los empleados para que eliminen o automaticen tareas, solo funciona si los líderes proporcionan el espacio y tiempo para hacerlo. La presión constante impide la reflexión necesaria para optimizar los procesos. Con la orientación adecuada, incluso colaboradores sin conocimientos técnicos pueden aprender a automatizar aspectos de su trabajo, liberando significativamente su carga laboral. Desde mi empresa hemos visto cómo cientos de colaboradores de áreas como Operaciones, RRHH y Finanzas dedican en promedio 8 horas para aprender a automatizar una tarea de su rol que les libera 147 horas en promedio. Eso equivale a dedicar 1 día de aprendizaje para liberar 1 mes de trabajo. Sin lugar a dudas vale la pena.
Ser parte del cambio o salir con dignidad. Estoy en contra de recortes de personal antes de darle a las personas la oportunidad de apropiarse de la optimización de su trabajo. Ahora, si múltiples personas reciben esta oportunidad y algunas la aprovechan y otras no, si me parece oportuno invitar a salir a quienes no se adapten al cambio. Las empresas no son refugios de caridad y como ya muchos dicen: “La IA no te va a reemplazar, sino un humano que la sepa usar”. Herramientas tecnológicas como la IA generativa y las llamadas no-code (que no requieren de programación) nos permiten a todos los profesionales ser tecnológicos en nuestro trabajo, así no tengamos un perfil tecnológico.
La eficiencia no se trata de recortar personal y atascar de trabajo a los que se quedan. La verdadera eficiencia se obtiene con personal empoderado para entregar eficiencias. Con líderes que le bajan el miedo a palabras como productividad o automatización porque confían en la capacidad de sus empleados de apropiarse de estas medidas y les transmiten esta confianza y les dan el espacio para ejercerla. La automatización es un súper poder que todos los colaboradores pueden tener. Quienes lo desarrollen serán el talento, que no solo asegure su trabajo, sino también asegure el futuro de su empresa.
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