En los últimos meses “Inteligencia Artificial” es el tema más comentado en todos los ámbitos. Y después de ChatGPT, todas las empresas están buscando cómo incluirlo en su estrategia y procesos de negocio. Sin embargo, poco se ha seguido hablando de la Inteligencia Aumentada (Augmented Intelligence), que en mi humilde opinión, debería ser el centro de la conversación. Y aunque son términos parecidos y sus conceptos están relacionados, no llegan a ser lo mismo.
Por un lado, la inteligencia artificial se refiere a sistemas y algoritmos diseñados para imitar la inteligencia humana, mientras que la inteligencia aumentada se refiere a sistemas y herramientas diseñados para mejorar y ampliar la inteligencia y habilidades humanas; pues opta por usar tecnología junto con la racionalidad intelectual y emocional de las personas.
La principal diferencia es en cómo están concebidos, dado que la primera busca reemplazar el factor humano, y la segunda tiene a los humanos al centro del diseño. Es decir, la inteligencia aumentada se concibe para que los humanos puedan tomar mejores decisiones y seguir desarrollando sus habilidades. Por ejemplo, la inteligencia aumentada podría ser un sistema que utiliza inteligencia artificial para procesar grandes cantidades de datos y presentar recomendaciones a los humanos para ofrecer o no un préstamo hipotecario. Pero las personas son las que tienen que tomar esa decisión, e inclusive poder arriesgarse a ofrecerlo, así el modelo predictivo diga que podría ser muy riesgoso. Y aquí es donde la racionalidad intelectual y emocional de los humanos jugaría un rol importante. Si no hubiera intervención humana, entonces solo sería inteligencia artificial.
Es importante mencionar que aunque la inteligencia artificial pueda procesar más datos y analizarlos a una velocidad que quizás los humanos nunca podrán, no significa que lo esté haciendo de manera eficiente, o que incluso entienda lo que esté haciendo. Mientras que las IAs solo ven datos binarios (unos y ceros), para los humanos esos datos representan individuos, personas con las que queremos interactuar. Claramente los humanos son mejores entendiendo a otros humanos y pueden abordar cualquier decisión motivada por la emoción con una mejor precisión.
¿En qué contextos se utilizan?
La inteligencia artificial puede funcionar de maravilla en escenarios repetitivos, o documentados con anterioridad, y que en su mayoría tienen una baja o mediana incertidumbre. Son las ocasiones en que los humanos no aportan con mucho valor intelectual, y peor aún, cuando lo tienen que hacer, se demoran mucho en hacerlo (a comparación de una máquina). Estas pueden ser tareas administrativas, agendar reuniones o salas, organizar calendarios, responder a las mismas preguntas una y otra vez, o buscar una respuesta particular dentro de muchos archivos. Aquí es donde la inteligencia artificial hace un excelente trabajo por sí sola, dado que el foco es diseñar sistemas automatizados que reemplacen esa tarea humana.
En el caso de la inteligencia aumentada, esta usa la tecnología para complementar y asistir las funciones cognitivas humanas. Más que reemplazar su papel en el proceso, lo potencia, así que se utiliza en contextos de alta incertidumbre, donde la experiencia, el instinto y la creatividad para resolver problemas de los humanos, es un factor clave que complementará a la tecnología. Uno de los mejores ejemplos podría ser en el ámbito de la medicina, donde se puede utilizar un algoritmo de machine learning para investigar en la historia familiar de un paciente, sus antecedentes clínicos e incluso sus dispositivos que monitorean actividad y así poder predecir una posible enfermedad. Pero esta información es presentada al staff médico, y será decisión del doctor ofrecer un posible diagnóstico.
¿Por qué hablar de inteligencia aumentada y no de inteligencia artificial?
No quiero decir que una es más importante que otra, sin embargo, sí me parece importante recalcar que la inteligencia artificial es solo una herramienta, y suele ocurrir que muchas veces nos quedamos con la novedad de las herramientas y de las nuevas metodologías; y nos olvidamos del factor más importante para que todo esto funcione: las personas.
Al hablar de inteligencia aumentada, estamos hablando de inteligencia artificial, de automatización, de machine learning, y otros; pero con el objetivo de usar estas herramientas para desarrollar las habilidades de los humanos. Es decir, siempre pensando en cómo mejorar a las personas. Esta variación tan pequeña de perspectiva, podría generar cambios enormes, sobre todo en los colaboradores de las empresas que tanto temen que la tecnología les “robe” el trabajo, cuando en realidad debería estar ahí para ayudarlos a hacer mejor su trabajo y a hacerlos mejores profesionales.
Finalmente, y para reflexión, dejo una de las citas de Peter Drucker que más me gusta y que es muy atinada para este artículo: “El propósito de una organización es ayudar a seres humanos ordinarios a hacer cosas extraordinarias”.
¿Qué cosas extraordinarias están haciendo hoy tus colaboradores?
Comments