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Adaptabilidad la clave del éxito para un mundo laboral cambiante

Actualizado: 4 ene

El mercado laboral cambia de manera constante, pero nunca ha sido tan evidente hasta la llegada de la pandemia. La sociedad moderna en la que vivimos está en una fase de reinvención profunda sin precedentes, y además con poco entendimiento de las habilidades que ayudarán a las personas a adaptarse a los trabajos del mañana.


Cambiar es algo que experimentamos constantemente, ha sido siempre parte de nuestra vida desde que nos desarrollamos como especie. Vivimos transformaciones profundas al nacer, al ir al colegio, al empezar un nuevo trabajo, o al perder a un ser querido. Para unos es más difícil adaptarse que para otros, y el impacto que estos cambios tienen en nuestra vida realmente dependen de qué tan bien logramos asimilarlos. A pesar de esto, pocas veces paramos a reflexionar para entender qué se requiere para adaptarse a momentos de cambios con efectividad cuando estos llegan a nuestras vidas.


Debido a esto me encantaría pedirte que trates de recordar aquel momento en tu vida ¿dónde tuviste que hacer un esfuerzo importante para adaptarte al cambio? Si lo has encontrado, identifica ¿qué habilidades sientes que te permitieron transicionar para encontrar un nuevo norte?


Cuando tenía 12 años, mi familia y yo vivíamos en Quito, Ecuador. Mis padres eran emprendedores exitosos y eso nos permitía llevar una vida muy cómoda.


De repente, las cosas empeoraron cuando recibimos un golpe económico importante al tomar malas decisiones comerciales en los negocios de la familia. Y como consecuencia, perdimos todo. Nuestra casa, nuestra escuela, nuestros amigos y hasta nuestros sueños. En un esfuerzo por sobrevivir, mis padres empacaron las pocas cosas que nos quedaban y nos mudamos a una ciudad pequeña en la costa de Ecuador, Portoviejo, de donde es originaria mi familia. Mis abuelos nos invitaron a vivir en su casa para empezar una nueva vida, y así poder ahorrar algo de dinero hasta ubicarnos en la ciudad.


Tengo que recalcar que este evento nos impactó profundamente a mi hermano y a mí, justo cuando estábamos entrando en nuestra adolescencia.


Nuestro primer mes en esta nueva realidad se sintió como navegar en un garabato. Mucha confusión e incertidumbre...miedo. Portoviejo era un lugar difícil para desenvolverse, en especial si no habías nacido ahí. Intentamos construir amistades, pero lamentablemente en esta parte del país las relaciones se construyen a través de familias que se conocen por muchos años, y que abren pocos espacios para que desconocidos formen parte de los círculos de amistad. Era claro que las posibilidades de tener nuevos amigos que pudieran apoyarnos en esa transición desde el principio eran bajas. Además de eso, hay un fuerte sentido de regionalismo en Ecuador, y la gente que viene de Quito, la capital, no siempre es bien recibida. Mi hermano y yo teníamos una apariencia física diferente, hablábamos de una manera distinta, y eso hacía difícil nuestra posibilidad de encajar en cualquier lugar.




Con un entorno adverso y un camino poco claro por delante para hacer amigos en Portoviejo, comenzamos el colegio. Sabíamos poco del contexto local y eso generaba que todo lo que yo pensaba eran mis fortalezas se convirtieron en un incentivo para que los niños se burlaran de mí, y además una gran plataforma para comenzar peleas. Definitivamente lo contrario de lo que buscaba.


Después de intentar muchas cosas para construir nuevas relaciones, hacer todo lo posible por comprender a los lugareños, y ser golpeado algunas veces, estaba exhausto. Me di cuenta de que no era imposible ir en contra de la realidad, no tenía la capacidad de cambiar el comportamiento de la gente en Portoviejo, así que decidí usar otra estrategia para convertirme en uno de ellos.


Cada vez que trato de recordar este período de mi vida para entender qué me ayudó a salir del garabato en el que vivía, siempre identifico las siguientes acciones.

  • Tener la capacidad de auto-conocerse. Aunque era joven, tuve la suerte de comprender de que la causa del problema no dependía de quién yo era en ese momento. Esto me dio la sabiduría para pensar críticamente sobre mí y el contexto que me rodeaba, ayudándome a identificar comportamientos incompatibles. Por ejemplo, invitar a mis compañeros de colegio a jugar en casa como lo hacía en Quito, en lugar de hacerlo en la calle, como era común en Portoviejo. Esto que parece poco relevante, es clave en una ciudad pequeña donde todos interactúan con otros en la ciudad, y no en el patio interno de las casas.

  • Estar abierto a aprender y desaprender. Esta habilidad en particular me ayudó a iniciar un proceso de exploración para entender a las personas y su cultura, identificando qué comportamientos adquirir y cuales dejar. Tener una mentalidad preestablecida para aprender, me hizo ser más consciente de los pequeños detalles que marcaban una diferencia en la cultura local. Un buen ejemplo de ello fue participar de la escena de comida callejera para fortalecer relaciones interpersonales. Esta actividad, incluso en edades tempranas, es muy relevante en Portoviejo, pues estos lugares se consideran el espacio sagrado donde solo los locales interactúan y fortalecen sus lazos personales.

  • Impulsar la creatividad y la exploración. Aproveche mi personalidad, intereses y talento para relacionarme con personas fuera de la escuela. Estaba muy interesado en la música, así que decidí aprender a tocar el bajo. En ese proceso, pude conocer a niños en mi vecindario y los motivé a crear una banda. Ese proyecto prosperó y abrió un espacio completamente nuevo para entablar relaciones fuerte con amigos que aún conservo.

Mi historia ha sido una gran punto de partida para comprender las capacidades adaptativas que tenemos todas y todos, y porque tienen el poder de ser las herramientas más importantes que tenemos como humanos para explorar nuevas oportunidades, y adaptarnos a ellas.


En un mundo de incertidumbre, tener flexibilidad para adaptarnos al cambio se convierte en el mayor secreto para prosperar y crecer en lo personal y profesional. Todos tenemos historias profundas de adaptación, seguramente muchas en nuestra vida personal, lo que me lleva a preguntar: ¿si seríamos capaces de usar estas referencias para adaptarnos a los cambios que hoy vivimos en el contexto laboral?


En estos últimos 4 años, he estado involucrado con muchas empresas en Latam, construyendo programas para mejorar las capacidades adaptativas en su fuerza laboral, con el fin de estar al día con las últimas tendencias culturales y avances tecnológicos que le permiten a las personas y los negocios mantenerse competitivos.

A través de esta experiencia aprendí que hay muchas habilidades adaptativas que se pueden medir y evidenciar (explora el Kaudal AQ Test) en el trabajo para comprender nuestro potencial de adaptación, como por ejemplo ser aventureros, analíticos, aprendices, emprendedores o versátiles. Identificar estás capacidades aportan al autoconocimiento y evidencian nuestra flexibilidad para adaptarnos al cambio en un ambiente laboral.


Todos tenemos un rango diferente de desarrollo de estas habilidades que nos permiten tomar decisiones al lidiar con la incertidumbre y por ende adaptarnos más rápido a los cambios que tengamos que hacer. Las habilidades adaptativas no son estáticas, siempre pueden regularse en la medida que experimentemos nuevos eventos en nuestra vida laboral. Y lo más sorprendente es que son dinámicas, es decir se pueden regular con el tiempo, y vienen gratis para todas y todos como parte de nuestro ADN.

Cuando pensamos en las habilidades de adaptación y cómo las hemos utilizado para encontrar nuestro camino en los momentos más críticos de nuestras vidas, vale la pena regresar atrás a nuestra propia historia como humanos, y entender ahí como nos han permitido sobrevivir, crear y transformar nuestra propia realidad.


Cuando nos convertimos en la especie dominante del planeta, el mundo estaba en constante cambio. Teníamos que movernos constantemente para encontrar comida y refugio, prepararnos para los cambios climáticos y estar siempre listos para sobrevivir en circunstancias extremas. No contábamos con herramientas o tecnología como apoyo, pero sí con un poderoso conjunto de habilidades que generaban comportamientos para aprender todos los días a sobrevivir.


Pasaron miles de años, nuestras economías evolucionaron y en entre 1700 y 1800 llegamos a una nueva era de producción organizada con la revolución industrial. Esta era trajo consigo nuevos desafíos. Requeríamos que las y los trabajadores pudieran seguir procesos e instrucciones precisas, y escuelas para preparar a los futuros líderes empresariales a lograr producciones masivas. A través de la producción mecanizada, construimos una riqueza y un progreso sin precedentes en la humanidad, que ha sido la plataforma para nuestro desarrollo moderno.


Sin embargo, también construimos un mundo de trabajo que necesitaba previsibilidad sobre la creatividad, e inculcamos fuertemente esta mentalidad en los negocios y organizaciones que aún son relevantes en la actualidad.


Luego llegó la era de la economía del conocimiento y, con ella, una nueva oportunidad para utilizar nuestras habilidades de adaptación para explorar nuevas oportunidades de conectarnos y hacer negocios. A pesar de que construimos un mundo en el que hemos creado tecnología para resolver tareas rutinarias y repetitivas, los seres humanos igual necesitamos generar ideas, pensamiento crítico y creatividad para construir el futuro. La tecnología que hoy tenemos a disposición también ha hecho que el ritmo del cambio sea exponencial, creando un mundo en el que es difícil predecir cómo serán los trabajos dentro de 10 años. Y con la expansión del Internet, la información se ha convertido en un “commodity”, por lo que el aprendizaje continuo es una prioridad para aprovechar este recurso al máximo.


En esta nueva economía, podemos ver los beneficios de mezclar las habilidades de adaptación de las personas para comprender problemas complejos y crear ideas innovadoras, con las herramientas tecnológicas que hemos creado, y que hoy están disponibles en línea como las herramientas no-code, biotecnología o Internet de las cosas. Esta asombrosa combinación de recursos proporciona a las personas todas las herramientas necesarias para explorar y descubrir nuevas oportunidades de negocios.


Pero llegó 2020 ..., y con eso el COVID empujó a las personas de todo el mundo a estar aisladas. El distanciamiento social cambió la forma en que vivimos y trabajamos, obligándonos a construir relaciones interpersonales y laborales interactuando en un formato remoto.



A pesar de las dificultades de esta transición, nos han inspirado historias de personas que han adaptado su situación personal con creatividad y flexibilidad para manejar las limitaciones del momento. Hemos aprendido de las familias de todo el mundo viendo cómo la determinación permite explorar caminos alternativos para mantener viva la educación de sus hijos cuando las escuelas cerraron. Y miles de historias de pequeñas empresas que con mucha creatividad y tenacidad han descubierto nuevas formas de aprovechar el Internet para vender y entregar sus productos o servicios, a pesar de que sus tiendas físicas están cerradas.


A medida que avanzamos tratando de controlar el COVID, es evidente que muchos de estos cambios que hemos experimentaron están aquí para quedarse. En el trabajo, las transformaciones de nuestras dinámicas nos han llevado a cambiar hábitos establecidos por muchos años. El más evidente para las empresas ha sido adaptarse al trabajo remoto o híbrido manteniendo la confianza en sus colaboradores para activar los procesos que hacen al negocio funcionar.


Los líderes empresariales han intentado muchas cosas para empujar a sus colaboradores a adaptarse al cambio de trabajar, pero a pesar de eso una buena parte de la fuerza laboral aún preserva una mentalidad fija y es inflexible al cambio. Muchas organizaciones han invertido en tecnología, infraestructura, o metodologías ágiles de trabajo para sus equipos, pero una cultura laboral poco dinámica, y burocracia interna han obstruido el impacto de esas inversiones. Esto sin duda es una barrera enorme para que los negocios se desarrollen en un mundo diferente.


Está claro que necesitamos un enfoque distinto para capacitar a las personas como primer paso para cambiar la cultura de trabajo de las empresas.


Con el fin de resolver este problema creamos Kaudal con el propósito de incluir a todas las personas en la transformación de las organizaciones y de nuestras economías, para que nadie que quiera aportar, se quede atrás.


En Kaudal entrenamos a las personas para desarrollar sus habilidades adaptativas, técnicas y ágiles a través de proyectos de aprendizaje integrados a su trabajo. De esta manera la transformación que necesita el negocio es integral y llega a todas partes.


Para lograrlo ejecutamos un modelo de aprendizaje que tiene tres pasos:


  1. Activamos la capacidad adaptativa de las personas con nuestro Kaudal AQ test. Ellas y ellos descubren cuál es su personalidad adaptativa y cómo la pueden usar y desarrollar más en el trabajo y complementarse con otras personas.

  2. Compartimos herramientas digitales de fácil adopción en nuestra plataforma y eventos como Tech-pasito, donde las personas le pierden el miedo a la tecnología, aprendiendo herramientas no-code para hacer webs, apps, automatizar procesos, visualizar data y más sin la necesidad de aprender a programar.

  3. Integramos el aprendizaje ágil en el trabajo ya que en nuestros entrenamientos las personas hacen proyectos de aprendizaje ágil donde utilizan las habilidades adaptativas y herramientas no-code para solucionar problemas del negocio.


Este enfoque ha sido crucial para ayudar a más de 12,000 empleados en más de 70 empresas en Latam a enfrentar mejor los desafíos de un mundo incierto y digital.


Estamos convencidos de que desarrollar habilidades de adaptabilidad es la plataforma que las personas necesitan para aprender continuamente nuevas habilidades e implementar cambios en el trabajo.


Como Rodolfo, un joven profesional sin formación técnica con un rol operativo en una empresa de bienes de consumo en Perú. Necesitaba desesperadamente encontrar una forma diferente de administrar cientos de correos electrónicos con respuestas repetitivas, solo para que otros sepan si era hora de cambiar su teléfono o plan de servicio.





La formación que experimento Rodolfo, junto a Kaudal, lo impulsó a mejorar sus habilidades adaptativas, y a combinarlas con herramientas no-code, ayudándolo a resolver el desafío de los correos electrónicos por sí mismo. Con algo de tiempo de investigación en línea, pudo aprender cómo crear un bot en Whatsapp para responder automáticamente todas las preguntas que la gente hacía sobre sus teléfonos.


Pudo reducir el 80% del esfuerzo para administrar esa tarea repetitiva, permitiéndole usar ese tiempo para generar valor resolviendo otros problemas en su equipo. Se convirtió en un modelo a seguir en la empresa, y poco después fue transferido al equipo de innovación.


Este resultado no podría darse si Rodolfo no hubiese tenido la apertura para aprender, descubrir y experimentar con nuevas herramientas, y la confianza en sí mismo para resolver su desafío.


Nuestra historia es un fiel ejemplo de que tenemos en nuestro ADN lo que necesitamos para lidiar con la incertidumbre y cambios en cualquier contexto, laboral o personal. Desde los primero humanos ​​hasta la era de la economía del conocimiento hemos utilizado las habilidades de adaptación para gestionar la transformación de nuestras realidades y poder prosperar.


Todos hemos experimentamos de primera mano cómo las habilidades adaptativas, el autoconocimiento, la apertura para aprender, o la flexibilidad, nos han ayudado a romper con nuestro miedos, y cambiar nuestras creencias para adquirir nuevas capacidades que resuelven los problemas más radicales de nuestras vidas.

El COVID nos empujó una vez más a nuestro límite. Cambió la forma en que nos relacionamos y trabajamos, haciéndonos altamente dependientes del mundo digital. A pesar de que el Internet ha estado entre nosotros ya por un tiempo, la mayoría de las personas en empresas, grandes o pequeñas, todavía luchan por desarrollar las habilidades que necesitan para transformar sus trabajos y mantener el negocio a flote.


Es hora de adoptar un enfoque diferente para el desarrollo de la fuerza laboral. Las habilidades adaptativas deben estar en el centro del diseño de cualquier experiencia de aprendizaje, empujando a que las personas mantengan sus capacidades al día (tecnología, y/o metodologías de trabajo) para lograr prosperar y crecer en un mundo en constante cambio.


El éxito de los negocios de hoy y del futuro requiere de aprovechar a todo su talento, sin importar en que área trabaje, impulsando el desarrollo de las habilidades adaptativas que ella y ellos traen para lidiar y gestionar lo desconocido.


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